SÍNTOMAS DE ENVEJECIMIENTO
Los motivos por que envejecemos y la manera en que lo
hacemos son todavía un misterio. Muchos científicos han investigado este
proceso y elaborado distintas teorías, en la actualidad sometidas a
controversia e investigación .
El envejecimiento es un proceso que conlleva unos síntomas
fisiológicos fácilmente identificables y lo que es más importante, fácilmente controlable
y/o reversible:
— Deshidratación.
— Envejecimiento del
sistema nervioso.
— Pérdida de densidad
ósea.
— Envejecimiento de
los cartílagos.
— Pérdida de masa
muscular magra.
— Envejecimiento
cardiovascular.
DESHIDRATACIÓN
En un bebé el contenido de agua representa el 70 % de su
peso, y en un anciano es inferior al 60 %. La deshidratación es un proceso
ligado al envejecimiento.
Una persona hidratada presenta un aspecto joven, una persona
deshidratada está envejecida. Esto, que entienden tan bien las mujeres al
hablar de piel hidratada (cremas hidratantes), es aplicable al conjunto del
organismo. El agua es un elemento vital para la vida y, por extensión, para la
calidad de vida. Un adulto sano necesita ingerir diariamente más de dos litros
de agua (un nutriente esencial). La calidad de ésta tiene gran importancia y
cada vez se encuentra más sometida a debate a causa de las inadecuadas
aplicaciones de algunos tratamientos potabilizadores, el lamentable estado de
la red de conducción en muchas ciudades, etcétera.
El agua es el nutriente más esencial y el primer líquido
para la vida. Dos terceras partes de nuestro cuerpo están compuestas de agua.
Podemos vivir mucho tiempo sin comer, pero sin agua moriríamos en pocos días.
Una pérdida de agua superior al 2 % produce alteraciones en la termorregulación
del organismo. Una pérdida del 3 % originaría graves alteraciones en el
rendimiento físico y metabólico, y pérdidas superiores al 6 % pueden ocasionar
la muerte. Cuando estás deshidratado, tu temperatura corporal aumenta, y no
sólo pierdes agua, sino también potasio y sodio, entre otros elementos vitales.
Una persona sedentaria debe beber al día una media de 1,5 litros de agua para
mantener unos niveles adecuados de hidratación. Estas necesidades se van a ver
incrementadas, si se realiza actividad física, ya que con el ejercicio se
pierde más cantidad de agua y de sales por la transpiración, por tanto, la
ingesta de agua debe ser incrementada (hasta 2 o 2,5 litros al día en caso de
actividad física intensa).
Estas necesidades varían en función de diferentes factores,
como clima (por supuesto, a mayor temperatura, mayores necesidades de
hidratación), el tipo de actividad física (a mayor duración del ejercicio y
mayor intensidad, mayor necesidad de agua por parte de nuestras células), la
edad, el lugar geográfico (altura, presión), el sexo, la alimentación (si se
han ingerido alimentos más o menos salados), etcétera.
Hay muchas personas
que no son conscientes de la importancia que tiene el agua para gozar de una
buena salud. La gente no se da cuenta de que el agua es uno de los seis
nutrientes esenciales. Piensan que el agua es una bebida sin importancia,
cuando lo cierto es que es esencial.
Existen muchas razones, tanto de salud como físicas para que
tanto adultos como niños reciban una buena hidratación.
Nuestros cuerpos están formados hasta en un 60 % por agua, y
necesitamos mantener esa agua para el correcto funcionamiento de las células y
órganos. Por ejemplo, en el sistema circulatorio corre la sangre, que está
formada en su mayor parte por agua, y el interior de nuestras células contiene
principalmente agua; por eso es tan importante reponer el agua que perdemos
cada día.
Nuestro cuerpo también utiliza el agua para convertir los
alimentos en energía, eliminar los productos de desecho, regular la temperatura
corporal y transportar los nutrientes y el oxígeno por todo el organismo. De
hecho, todos los sistemas del organismo —desde la reproducción a la producción
de energía pasando por la eliminación de toxinas y la termorregulación—
necesitan del agua para funcionar correctamente.
Tomar la suficiente cantidad de agua puede proporcionar
además beneficios a largo plazo para la salud. Algunos estudios sugieren que el
consumo apropiado de fluidos —y más en particular el de agua— puede tener un
efecto positivo en la prevención de enfermedades como los cálculos renales, los
cánceres de mama, de colon y del tracto urinario, así como el prolapso de la
válvula mitral. Beber suficiente agua también puede ayudar a reducir las cifras
de obesidad infantil y a proteger su salud a las personas mayores.
Calidad del agua
Encontrar agua limpia, potable y pura es más difícil de lo
que imaginamos y la calidad de ésta no se puede dar por sentada en ningún lugar
del mundo. Las poblaciones en vías de desarrollo, los sistemas de alcantarillados
antiguos, la polución medioambiental y la creciente resistencia de
microorganismos a los tratamientos del agua son algunos de los problemas más
comunes. El agua contaminada es muy habitual en todas partes, no sólo en las
grandes ciudades. La falta de seguridad en el suministro de agua es una amenaza
en todo el mundo.
Se ha prestado mucha atención al tema de la contaminación de
las aguas por sustancias químicas y metales, pero el problema real son las
enfermedades infecciosas. Muchos brotes de enfermedades entran en las casas por
conductos de agua que no han sido desinfectados. El agua embotellada y los
programas de tratamiento en las casas (soluciones a corto plazo) son la única
alternativa por el momento. Beber agua impura priva a nuestro organismo de la
oportunidad de depurarse.
Los desechos adicionales se acumulan en el organismo y éste va
utilizando cada vez más energía para poder procesarlos.
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