miércoles, 6 de marzo de 2013

SÍNTOMAS DE ENVEJECIMIENTO



SÍNTOMAS DE ENVEJECIMIENTO
Los motivos por que envejecemos y la manera en que lo hacemos son todavía un misterio. Muchos científicos han investigado este proceso y elaborado distintas teorías, en la actualidad sometidas a controversia e investigación .
El envejecimiento es un proceso que conlleva unos síntomas fisiológicos fácilmente identificables y lo que es más importante, fácilmente controlable y/o reversible:
  Deshidratación.
  Envejecimiento del sistema nervioso.
  Pérdida de densidad ósea.
  Envejecimiento de los cartílagos.
  Pérdida de masa muscular magra.
  Envejecimiento cardiovascular.

DESHIDRATACIÓN


En un bebé el contenido de agua representa el 70 % de su peso, y en un anciano es inferior al 60 %. La deshidratación es un proceso ligado al envejecimiento.
Una persona hidratada presenta un aspecto joven, una persona deshidratada está envejecida. Esto, que entienden tan bien las mujeres al hablar de piel hidratada (cremas hidratantes), es aplicable al conjunto del organismo. El agua es un elemento vital para la vida y, por extensión, para la calidad de vida. Un adulto sano necesita ingerir diariamente más de dos litros de agua (un nutriente esencial). La calidad de ésta tiene gran importancia y cada vez se encuentra más sometida a debate a causa de las inadecuadas aplicaciones de algunos tratamientos potabilizadores, el lamentable estado de la red de conducción en muchas ciudades, etcétera.
El agua es el nutriente más esencial y el primer líquido para la vida. Dos terceras partes de nuestro cuerpo están compuestas de agua. Podemos vivir mucho tiempo sin comer, pero sin agua moriríamos en pocos días. Una pérdida de agua superior al 2 % produce alteraciones en la termorregulación del organismo. Una pérdida del 3 % originaría graves alteraciones en el rendimiento físico y metabólico, y pérdidas superiores al 6 % pueden ocasionar la muerte. Cuando estás deshidratado, tu temperatura corporal aumenta, y no sólo pierdes agua, sino también potasio y sodio, entre otros elementos vitales. Una persona sedentaria debe beber al día una media de 1,5 litros de agua para mantener unos niveles adecuados de hidratación. Estas necesidades se van a ver incrementadas, si se realiza actividad física, ya que con el ejercicio se pierde más cantidad de agua y de sales por la transpiración, por tanto, la ingesta de agua debe ser incrementada (hasta 2 o 2,5 litros al día en caso de actividad física intensa).
Estas necesidades varían en función de diferentes factores, como clima (por supuesto, a mayor temperatura, mayores necesidades de hidratación), el tipo de actividad física (a mayor duración del ejercicio y mayor intensidad, mayor necesidad de agua por parte de nuestras células), la edad, el lugar geográfico (altura, presión), el sexo, la alimentación (si se han ingerido alimentos más o menos salados), etcétera.
 Hay muchas personas que no son conscientes de la importancia que tiene el agua para gozar de una buena salud. La gente no se da cuenta de que el agua es uno de los seis nutrientes esenciales. Piensan que el agua es una bebida sin importancia, cuando lo cierto es que es esencial.
Existen muchas razones, tanto de salud como físicas para que tanto adultos como niños reciban una buena hidratación.
Nuestros cuerpos están formados hasta en un 60 % por agua, y necesitamos mantener esa agua para el correcto funcionamiento de las células y órganos. Por ejemplo, en el sistema circulatorio corre la sangre, que está formada en su mayor parte por agua, y el interior de nuestras células contiene principalmente agua; por eso es tan importante reponer el agua que perdemos cada día.
Nuestro cuerpo también utiliza el agua para convertir los alimentos en energía, eliminar los productos de desecho, regular la temperatura corporal y transportar los nutrientes y el oxígeno por todo el organismo. De hecho, todos los sistemas del organismo —desde la reproducción a la producción de energía pasando por la eliminación de toxinas y la termorregulación— necesitan del agua para funcionar correctamente.
Tomar la suficiente cantidad de agua puede proporcionar además beneficios a largo plazo para la salud. Algunos estudios sugieren que el consumo apropiado de fluidos —y más en particular el de agua— puede tener un efecto positivo en la prevención de enfermedades como los cálculos renales, los cánceres de mama, de colon y del tracto urinario, así como el prolapso de la válvula mitral. Beber suficiente agua también puede ayudar a reducir las cifras de obesidad infantil y a proteger su salud a las personas mayores.
Calidad del agua
Encontrar agua limpia, potable y pura es más difícil de lo que imaginamos y la calidad de ésta no se puede dar por sentada en ningún lugar del mundo. Las poblaciones en vías de desarrollo, los sistemas de alcantarillados antiguos, la polución medioambiental y la creciente resistencia de microorganismos a los tratamientos del agua son algunos de los problemas más comunes. El agua contaminada es muy habitual en todas partes, no sólo en las grandes ciudades. La falta de seguridad en el suministro de agua es una amenaza en todo el mundo.
Se ha prestado mucha atención al tema de la contaminación de las aguas por sustancias químicas y metales, pero el problema real son las enfermedades infecciosas. Muchos brotes de enfermedades entran en las casas por conductos de agua que no han sido desinfectados. El agua embotellada y los programas de tratamiento en las casas (soluciones a corto plazo) son la única alternativa por el momento. Beber agua impura priva a nuestro organismo de la oportunidad de depurarse.
Los desechos adicionales se acumulan en el organismo y éste va utilizando cada vez más energía para poder procesarlos.

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